miércoles, 16 de marzo de 2016

¡HAY UN MILAGRO EN CONSTRUCCIÓN PARA TI!



LA PALABRA PROFÉTICA COMO DETONANTE DE TU MILAGRO

Por REVDO. JOSÉ RAMÓN MENDOZA 

Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 

Mat 8:8-10 



INTRODUCCIÓN

Haciendo un estudio de todos los milagros de Jesús durante su ministerio terrenal nos encontramos con tres elementos comunes en cada uno de ellos: 



1.- El Momento Profético: Es aquel instante preciso de tiempo que rodea el milagro, es decir antes y después del mismo. El momento profético es la cobertura de gloria y revelación que precede y antecede un milagro. En varias ocasiones este momento profético fue propiciado por Cristo y en otras ocasiones algunos creyentes usando su fe, devoción y entrega a Dios alcanzaron el nivel de gloria para provocar un milagro, como el caso de la mujer del flujo de sangre. 



2.- La Palabra Profética: Es una palabra de acción que dada con autoridad espiritual rompe el orden natural u ordinario para entrar en lo sobrenatural y extraordinario. Esta palabra es el “detonante” del milagro. Aquí quiero aclarar que no se trata de la palabra misma, la cual realmente dicha en un momento inadecuado es infructuosa, sino más bien me refiero a una palabra dada por el Espíritu Santo para culminar la obra de Dios en un momento profético. 



3.- El Milagro: Es un Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino, esto según el Diccionario de la Lengua Española (Vigesimosegunda edición). En el Nuevo Testamento se traduce del verbo gr. dúnamis, "poder"; seméion, "señal". 



Existen aproximadamente unos 37 milagros atribuidos a Jesús y que varía de acuerdo a diferentes teólogos. Si asumimos 37 se distribuirían así: 24 fueron sanidades, 3 resucitó muertos (reanimaciones porque todos volvieron a morir), en 3 proveyó alimentos o bebida y en 2 realizó grandes capturas de peces; los otros 4 fueron: calmar la tormenta, caminar sobre el agua, secar la higuera estéril y proporcionar dinero para el impuesto. Además de 1 que es extraordinario como lo es la propia resurrección de Cristo. Estos datos tomados de Wikipedia. 



A continuación haremos un análisis del milagro ocurrido con el siervo del Centurión y de allí extraeremos las verdades fundamentales que nos acerquen a cada uno de nosotros al eterno Señor de los Milagros: ¡Jesucristo! 



I. PERSONAJES Y LUGARES: 

En el pasaje bíblico que nos ocupa encontraremos los siguientes personajes: 

1.- Jesús: Personaje principal de la historia. El Señor se encuentra en el clímax de su ministerio. Su mensaje, sus milagros y la particular forma de difundir su mensaje directamente al pueblo, mucho más allá de una sinagoga o un templo, Jesús procuro ir a encontrarse con los necesitados, ver cara a cara en su contexto a todos los pecadores. Podemos decir que Cristo está en pleno apogeo de su ministerio. 

2.- El centurión: Para entender mejor el texto vamos a definir el significado de la palabra Centurión, y así tener un mayor entendimiento de las acciones de este centurión en particular. “Centurión” (en latín, centurio y en griego hekatontarchos) es el rango dado a los oficiales con mando táctico y administrativo, siendo escogidos por sus cualidades de resistencia, templanza y mando. Comandaban una centuria, formada por 80 hombres. 

En el párrafo leído tenemos un centurión que ama profundamente a su criado, observe Lucas 7.2 

“Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.” 

Resulta interesante el testimonio que dan los Ancianos Judíos de este hombre, siendo conocido el rechazo de todo pueblo de Israel hacia estos soldados por representar la dominación de Imperio Romano y fuente de maltratos y extorción. Sin embargo lea con detenimiento Lucas 7.4-5: 

“Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga” 

Este centurión es un hombre que ama genuinamente. Ama a su criado, ama al pueblo de Israel y ama la fe Judía. Sin duda este un hombre extraordinario. El amor que este manifestó rompió con los prejuicios sociales, culturales y religiosos de los judíos. 



3.- Ancianos Judíos: Literalmente la frase “los ancianos de los judíos” viene del hebreo “sabê yahûdayê” y “presbyteroi tes choras” en griego. Estos forman parte, junto a los sacerdotes, y los escribas, del sanedrín de la máxima autoridad en Israel. Se trata de los jefes de las familias laicas más influyentes, que representaban a la nobleza laica en el Consejo. También se les llama a veces “los principales del pueblo”, “los primeros de la ciudad”, “los jefes del pueblo”, “los poderosos”, los “notables” del pueblo, los “magistrados de Jerusalén” (archontes), y otros títulos semejantes. 



II. EL MOMENTO PROFÉTICO. 

Algunas consideraciones de como el Centurión romano logro crear las condiciones y el ambiente espiritual para que Jesús operara el milagro. 



El centurión: 

a.- Tenía status, buenas obras, manifiesta buenos sentimientos, es un hombre de autoridad, sin embargo su religión era inútil contra la enfermedad, su dinero podía comprar la sanidad de su criado. Estaba triste y veía cada día como la muerte le arrebataba lentamente a su joven criado. El primer ingrediente para el momento profético es reconocer que para recibir algo de Dios es necesario vaciarse de la religión. 

b.- Un hombre que con tristeza ve que su autoridad e influencia asociada al poder militar, político y económico no logran nada positivo en la enfermedad del muchacho. La propia imposibilidad es otro ingrediente importante, debo venir al Señor como un menesteroso y con humildad pedir misericordia. 

c.- Pide ayuda de los Ancianos Judíos. Es sorprendente alguien acostumbrado a tener la voz de mando, ahora suplicar y pedir ayuda. Parece que se despoja de su estampa de autoridad y ahora gime, clama y ruega. Acudir a Cristo con un corazón contrito que no esconde su urgencia. Clamar, gemir y rogar con tal intensidad que toque la presencia de Dios. 

d.- Reconoce a Jesús como “Señor”. No puede pasar desapercibido que un Hombre que aprendió a llamar al Cesar “Señor” ahora reconoce la autoridad, poder y señorío de Cristo. Todo momento profético alcanza un nivel de adoración tal, que el hombre adora, exalta y engrandece a Dios a tal altura que al observarse reconoce su carencia de dignidad o carácter. “No soy digno” dice el Centurión aunque los ancianos dicen que él ”es digno”. 

e.- Una fe extraordinaria es el último ingrediente. El Centurión descubre que todo milagro esta precedido por una palabra Profética de Autoridad. Este descubrimiento no fue casual, es producto de un profundo análisis que parte de la autoridad natural comparándolo con la autoridad de Cristo. Es seguro que este hombre observo cada Palabra detonante de Milagros en el ministerio de Cristo. “Solamente di la palabra”. 

f.- En ocasiones olvidamos la necesidad de descubrir, recibir y creer la palabra profética. En cada culto hay un detonante del milagro, solo que nos hemos hecho tan religiosos que pasamos por alto esta realidad. Desde la lectura inicial, en cada himno, alabanza, especial, testimonio y predicación hay una palabra revelada por Dios para tu vida. Hoy más que nunca necesitamos reconocer nuestra indignidad y afinar nuestro oído espiritual para reconocer la “Palabra Profética” donde 





III. LA PALABRA PROFÉTICA COMO DETONANTE. 

Un barril de pólvora acumula un enorme poder, capaz de destruir un edificio entero, sin embargo le hace falta un detonante, en cuyo caso una mecha encendida bastaría para desatar todo ese poder. Un detonante es aquello que puede provocar o desencadenar una acción o un proceso. En términos militares, es el elemento que provee el fuego necesario para causar una explosión. Jesús uso estas palabras antes de ministrar el milagro a distintos enfermos, es decir a cada uno le dio una palabra profética que detonó su milagro, observe: 

1.- “Quiero, se limpió” le dijo al leproso y limpio su enfermedad para siempre. 

Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Mateo 8:3

2.- “Ve al Siloe y lávate” fueron las indicaciones para un ciego de nacimiento, que al obedecer regreso sano. 

Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Juan 9:11



3.- “Niña a ti te digo, levántate” fue el detonante de la resurrección de la hija de Jairo. 

Y tomando la mano de la niña, le dijo: TALITA CUMI; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Marcos 5:41

4.- “Lázaro ven fuera”, esta palabra de autoridad devolvió la vida a Lázaro que tenía cuatro de muerto. 

Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, VEN FUERA! Juan 11:43

La palabra profética es entonces aquella que llave que abre la acción sobrenatural y milagrosa de Dios. Como hemos visto cada milagro tiene una palabra detonante que es dada como culminación del momento profético. 

Existe una responsabilidad espiritual demandada por Dios sobre cada pastor, maestro, profeta o predicador, de "Ministrar al pueblo" con una palabra profética revelada por el Espíritu Santo. El mensaje debe culminar con una aplicación practica y una oración desde donde se impacte el mundo espiritual con ese "Rhema" (palabra revelada) de Dios. 

En cada culto, actividad o servicio donde el pueblo del Señor es capaz de alcanzar un nivel profundo de adoración, trae como resultado una “Palabra Profética” que desencadena el proceso de Dios en nuestras vidas, en cuyo caso estamos en presencia de un milagro sobrenatural. Ahora bien, ¿Estamos nosotros conscientes de esta realidad? ¿Cuándo estamos en la presencia de Dios en el culto público o privado doy toda mi adoración y estoy a la expectativa de recibir la palabra profética, o soy indiferente, entregando una fría y mecánica adoración? 



Conclusión 

Por la Palabra profética: 

1.- Dio hasta su último aliento “la mujer del flujo de sangre”. 



Y he aquí una mujer enferma de FLUJO DE SANGRE desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; Mateo 9:20



2.- Grito incansablemente “Bartimeo”. 



Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Marcos 10.48 



3.- Se humilló “la mujer Sirofenicia”. 



Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; 

el demonio ha salido de tu hija. 

Marcos 7:28-29 



¿Qué vas a hacer hoy por tu milagro? 

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